Prólogo
BELÉN CUESTA
Actriz
CINCO PALABRAS para EL REFUGIO
Recuerdo que tenía seis años y una dermatitis atópica horrible que provocaba que mis extremidades estuvieran casi en carne viva. Cómo dolía aquello, me acuerdo.
También me acuerdo de mi pobre madre intentando curarme con todo tipo de
medicinas, arcillas, ungüentos, cosas naturales...pero nada, aquello seguía
doliendo igual
Hasta que llegó Bamba. Mi tío, un dermatólogo estupendo y amante de los animales, vio clara la solución. - Ya verás como esto le quita todos los males a la niña, Luisa. Le dijo a mi madre. Y mi madre accedió.
Y así fue, es verídico. Dos días después de tener a Bamba en casa (una perrita negra preciosa) mi dermatitis había desaparecido por completo y yo era la niña más feliz del mundo.
Mi antídoto, mi cura, fue ese animal de patas cortas, orejas largas y ojos bondadosos que me cuidó y me acompañó durante toda su larga vida. Que me enseñó a cuidar, a jugar, a respetar y querer de manera natural, sin pretender ella nada de eso.
Dicen que el vínculo que se puede llegar a crear entre un animal y un ser humano es algo extraordinario. Dicen bien. Siempre me acordaré de Bamba, de mi zalamera hocicona de pelo brillante, de mi amiga, mi almohada, mi mejor remedio, mi perra fiel.
Ojalá que estos animales encuentren un hogar y ojalá, que como yo, usted encuentre el antídoto que tanta falta nos hace.
Lo tiene ahí, esperándole en algún refugio, en algún lugar. Solo tiene que extender la mano y dejar que le huela.
Y rascarle la barriga, eso siempre.
Si quieres el libro solidario VOL.X puedes realizar la donación aquí:
Donación 10€
Forma de pago:
1-. Transferencia bancaria:
BANKIA
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Hasta que llegó Bamba. Mi tío, un dermatólogo estupendo y amante de los animales, vio clara la solución. - Ya verás como esto le quita todos los males a la niña, Luisa. Le dijo a mi madre. Y mi madre accedió.
Y así fue, es verídico. Dos días después de tener a Bamba en casa (una perrita negra preciosa) mi dermatitis había desaparecido por completo y yo era la niña más feliz del mundo.
Mi antídoto, mi cura, fue ese animal de patas cortas, orejas largas y ojos bondadosos que me cuidó y me acompañó durante toda su larga vida. Que me enseñó a cuidar, a jugar, a respetar y querer de manera natural, sin pretender ella nada de eso.
Dicen que el vínculo que se puede llegar a crear entre un animal y un ser humano es algo extraordinario. Dicen bien. Siempre me acordaré de Bamba, de mi zalamera hocicona de pelo brillante, de mi amiga, mi almohada, mi mejor remedio, mi perra fiel.
Ojalá que estos animales encuentren un hogar y ojalá, que como yo, usted encuentre el antídoto que tanta falta nos hace.
Lo tiene ahí, esperándole en algún refugio, en algún lugar. Solo tiene que extender la mano y dejar que le huela.
Y rascarle la barriga, eso siempre.
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Contacto:
cincopalabras@cincopalabras.com
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